Las vocaciones al sacerdocio

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    Hace cuatro días que inaugurábamos el curso en el Seminario Diocesano.

    El Seminario Diocesano es una realidad muy querida por todos cuantos integramos la Diócesis de Ciudad Real, pero el cariño hacia esta institución eclesial, que ha sido y sigue siendo «semillero de vocaciones», no solo debe quedar en un puro sentimentalismo, sino que debe traducirse en nuestra vida, en nuestra preocupación prioritaria por él, por su realidad, por la falta de seminaristas.

    Debemos tomar conciencia de la realidad actual del Seminario, tanto del Seminario Menor, que a nada que nos descuidemos corre peligro, como del Seminario Mayor, donde nos mantenemos en número como en años anteriores porque han pasado del Menor, pero hace tres años que no entra nadie de fuera, como ha sido habitual en los años anteriores a estos tres últimos.

    Esto quiere decir que falta propuesta explícita a los jóvenes que terminan Bachillerato o una carrera y, sin esa propuesta explícita, personal y clara, no hay jóvenes que se planteen en serio si su camino vocacional puede ser el sacerdocio como vocación que llene sus más profundas aspiraciones y deseos.

    Queridos amigos, queridos padres y queridas comunidades: las vocaciones al sacerdocio, tanto en la actualidad como a unos años vista, son algo que debe preocuparnos, y esta preocupación debemos traducirla en buscar niños y adolescentes para el Seminario Menor y jóvenes y personas maduras para el Seminario Mayor.

    La tarea es responsabilidad de todos:

    A. Es responsabilidad de los padres, que han de dar no solo libertad a sus hijos para que puedan plantearse lo que les gustaría ser de mayores, sino que, ellos mismos, los padres, deben ser generosos a la hora de animar a sus hijos por este camino, animándolos a que se planteen si les gustaría ser sacerdotes y entregar su vida al servicio de Dios y de los hermanos.

    Es verdad que las familias hoy, por lo general, no son familias numerosas y desprenderse de un hijo, sobre todo a unas edades tempranas, cuesta, pero los chicos van a sentirse muy felices, y por otra parte, también es verdad que Dios recompensa la generosidad de los padres por otros caminos y siempre es una bendición de Dios un sacerdote en una familia, porque va a rezar mucho por ellos y, por otra parte, al final de la vida de los padres, a muchos de ellos quienes les atienden y les van a atender son sus hijos sacerdotes.

    Falta propuesta explícita a los jóvenes que terminan el Bachillerato o una carrera

    B. Es responsabilidad de los catequistas y formadores de niños y jóvenes no olvidarse del tema vocacional. El planteamiento vocacional debe estar muy presente en las catequesis y en la formación, porque todos necesitan dar una respuesta vocacional a su vida, y los catequistas y formadores deben ayudarlos a plantearse su futuro y a responder a aquella vocación en la que se sientan más realizados como personas y como creyentes.

    C. Es responsabilidad de los sacerdotes desde dos aspectos fundamentales:

    1. Porque ellos deben hacer la propuesta vocacional explícita a aquellos muchachos que ven que valoran la fe, que son muchachos cercanos a la Iglesia, sensibles a las necesidades de los demás y generosos a la hora de responder al Señor.

    2. Porque son los sacerdotes, los que desde una vivencia alegre y entregada de su sacerdocio, pueden atraer la mirada y la atención de los chicos que les admiran por la vivencia generosa de su vida sacerdotal.

    D. Y, por fin, es responsabilidad de toda la comunidad cristiana que, si es una comunidad viva, debe necesariamente suscitar vocaciones. Una comunidad sin vocaciones es una comunidad estéril que debería preocupar a todos cuantos la integran.

    Todos queremos tener sacerdotes en nuestras parroquias, a todos nos gusta que en cada comunidad haya quien anime la fe

    Todos queremos tener sacerdotes en nuestras parroquias, a todos nos gusta que en cada comunidad haya quien anime la fe, pero las vocaciones no surgen por generación espontánea. Surgen porque Dios sigue llamando y hay unas personas que animan y apoyan la respuesta a esa llamada de Dios por parte de quien Él llama.

    + Gerardo

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