Convivencias para matrimonios

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    Queridos diocesanos:

    Por segundo año ofrecemos las Convivencias para Matrimonios.

     El curso pasado, estas convivencias tuvieron una acogida estupenda. Cerca de 300 matrimonios participaron de las mismas. Este curso tendremos tres tandas en vez de dos, para no tener que decir que no a nadie y que participen todos los que quieran; las fechas son: el 25 de febrero en la Casa de Espiritualidad de Herencia; el 11 de marzo en el Seminario de Ciudad Real y el 18 de marzo en el pabellón municipal de Membrilla.

    Tengo que decir que el matrimonio que prueba, repite, porque realmente les viene estupendamente para centrar mucho más su vida como matrimonio y como familia y salen encantados de haber participado.

    La convivencia siempre tiene dos partes: la mañana, que está específicamente dedicada a la fe y al cultivo de la misma, facilitando al encuentro con Jesucristo a través de la oración, para ponerse en paz con el Señor y los hermanos por medio del sacramento del perdón. La tarde está totalmente dedicada al encuentro entre el esposo y la esposa para revisar pausadamente su matrimonio, qué es lo que están necesitando sobre todo, que van consiguiendo y dónde tendrían que poner mayor esfuerzo e hincapié para sentirse más a gusto y realizados ambos en el mismo y en la familia que han formado.

    Es una tarde de diálogo entre los dos esposos. Diálogo al que se les ayuda por medio de una pistas de reflexión, pero solo hablarán entre ellos y solo ellos, desde lo que van descubriendo, van a hacer un pequeño proyecto de objetivos a conseguir en adelante.

    Suponen, para los matrimonios que participan, una auténtica renovación personal, matrimonial, familiar y religiosa.

    Los que tienen niños pequeños saben que disponemos de guardería, y que se cuida de ellos en el mismo lugar donde se realiza el encuentro. Mientras los padres aprovechan lo propio para ellos de la convivencia, los niños están cuidados y entretenidos en otros espacios.

    A las dos de la tarde tenemos la comida en la que están también los niños, lo mismo que en la eucaristía, que es el acto final y broche de oro de la convivencia. La celebramos con la presencia y participación de todos, padres e hijos.

    Desde aquí os hago una invitación personal y llena de cariño a que aquellos que no habéis probado, lo hagáis un año, seguro que en los venideros no tengo que animaros porque vosotros mismos lo estaréis esperando por lo bien que os viene y lo mucho que os ayuda en todos los sentidos: humano, religioso, matrimonial y familiar. Es una forma muy importante de renovar todos estos aspectos y salir un poco «como nuevos», con nuevas fuerzas e ilusiones renovadas de poner cada uno de su parte todo lo mejor para ser feliz en el matrimonio y hacer feliz también a la otra persona con quien se vive la vida matrimonial y familiar.

    La convivencia quiere ayudaros a conseguir todo eso tan necesario para vuestra convivencia matrimonial y familiar. Por eso, yo os espero. Espero que hagáis un año la prueba y participéis con otros matrimonios que tienen experiencia de otros años y con ellos podáis también compartir vuestra experiencia, vuestra fe y vuestras dificultades para sentiros robustecidos a seguir buscando vuestra felicidad juntos como esposos y como familia.

    Os espero. Apuntaos en vuestras parroquias o directamente en la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar. Se os dará el tríptico que las anuncia, la hora de comienzo, lo que hay que pagar por pareja por la comida (los niños no pagan nada por la comida), la hora de terminar y el lugar donde se desarrolla, etc.
    Interesaos por ellas y os informarán de todo. Un saludo. Hasta el día que vengáis a la convivencia.  

    + Gerardo
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