Hablan dos personas “sin hogar”

Este domingo recordamos a las personas sin hogar con el lema «Por dignidad. Nadie sin hogar». La mejor manera de acercarnos al concepto de dignidad desde lo que ellos sienten, es escuchar lo que dicen. Escriben Juan Antonio y Miguel Ángel, de Casa de Abraham: 

¿Qué es la dignidad? Esta es la pregunta que estuvimos trabajando en la Casa. Y yo me pregunto cómo una pregunta tan sencilla puede dejar a un grupo de personas meditando durante un instante. Sencillamente, porque no sabes buscar la respuesta idónea, o bien porque tiene muchas respuestas posibles. Después de un instante, la mayoría de los compañeros respondió:  humildad y respeto. Otro dijo algo muy importante: la libertad; y otros compañeros debatimos sobre el derecho a tener un hogar y un trabajo digno, realmente es lo único digno que pedimos todo el mundo. Eso resume nuestra idea de dignidad.

Juan Antonio, de Casa de Abraham
 
Para mí, la dignidad en una persona se da cuando la misma está satisfecha con las condiciones y la calidad de su vida, siente respeto, en primer lugar hacia sí misma y después hacia el resto de sus congéneres, siendo condiciones indispensables la libertad, vivienda y trabajo adecuado, entre otras muchas. Hace tiempo perdí mi estatus de persona digna y puedo decir que lo peor no fue perder el respeto y estima propios, lo peor fue constatar que la persona, cuando quedas en situación de exclusión, te miran y no te ven, y si te ven, lo que ven es un despojo, un desecho que hay que apresurarse a barrer de las calles. Hoy en día se recicla todo tipo de basura, se recoge, clasifica y trata con el fin de ponerla en circulación, volver a darle utilidad, sin embargo, cuando se trata de seres humanos caídos en desgracia, la sociedad no quiere o no sabe rehabilitarlos y reinsertarlos de nuevo en sus filas.

Aquí, en Casa de Abraham, trabajan con las personas desde su interior, haciendo que redescubramos y fortalezcamos nuestros puntos fuertes, que nos conozcamos bien a nosotros mismos para ir recuperando poco a poco el respeto, la estima y la esperanza, en suma, para que podamos volver a recuperar el estatus de persona digna.

 
Miguel Ángel, de Casa de Abraham