Acción de gracias por la canonización de Faustino Míguez

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Este viernes 27 de octubre el obispo, monseñor Gerardo Melgar, presidirá una eucaristía de acción de gracias por la canonización de Faustino Míguez en la parroquia de San Pedro de Daimiel.

La eucaristía, que será a las 12 del mediodía, estará concelebrada por los sacerdotes de Daimiel y los padres pasionistas que tienen su casa en la localidad. Antes, a las 11,30 desde el colegio de la Divina Pastora de las Religiosas Calasancias, se bendecirá la imagen de san Faustino, siendo trasladada después en procesión hasta la parroquia de San Pedro, por todos los alumnos, profesores, religiosas, sacerdotes y familiares de los alumnos.

En este ambiente festivo, el instituto calasancio presente en Daimiel desde hace más de un siglo quiere agradecer al Señor los frutos que durante este tiempo ha dado, en especial en el colegio de la Divina Pastora, que reúne un buen número de antiguos alumnos. El lema de san Faustino, «piedad y letras», se sigue inculcando de generación en generación.

Biografía autorizada: San Faustino Míguez
 
El padre Faustino Míguez nació en Xamirás, una aldea de Acebedo del Río, Celanova, en la provincia de Orense, el día 24 de marzo de 1831. Fue el cuarto hijo de una familia cristiana y trabajadora, creció en un ambiente de fe, donde aprendió de la oración, el amor a María, la solidaridad con los más necesitados y la responsabilidad del trabajo.

Estudió Latín y Humanidades en el santuario de Ntra. Sra. De los Milagros, en Orense. Allí sintió la llamada de Dios a ser sacerdote y maestro según el espíritu de san José de Calasanz. En 1850 ingresó en el noviciado de las Escuelas Pías de San Fernando, en Madrid. En su larga trayectoria escolapia, casi 50 años dedicado a la educación, vivió con ilusión y profundidad la pedagogía del amor. La escuela es, para él, lugar de encuentro con su Señor servido y amado en los más pequeños. Desde la «piedad y las letras», les abrió el horizonte de cultura y les animó al esfuerzo. Siempre quiso formar a los alumnos en el amor de lo que es verdadero, noble, grande y sublime. Sus alumnos lo reconocieron como un educador cercano, alegre y jovial, exigente y amable en las clases. Escolapio de todos los niños y para todos los niños, su entrega y cercanía se manifestó de una manera especial en su inclinación hacia el más necesitado, débil y enfermo.

Dedicó muchas horas al confesionario, muchas personas le tuvieron como padre y director de sus conciencias siendo admirado por muchos por saber escuchar paciente y cercano. Fue un hombre con un gran interés por la investigación científica, sobre todo a través del estudio de las plantas. Uno de los grandes legados a la sociedad de su época y de todos los tiempos es el Laboratorio Míguez que se encuentra en Getafe, con la finalidad de servir al hombre para liberarlo del dolor y la enfermedad.

Como José de Calasanz, se dejó interpelar por la realidad y sintió la llamada de Dios a un nuevo servicio. Contando con la aprobación de sus superiores, fundó el Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora, el 2 de enero de 1885.

Convencido de la importancia de la mujer en la familia y en la sociedad, propusó una educación integral que abarcara la formación del cuerpo, de la inteligencia y del corazón, para hacerlas buenas cristianas, buenas hijas, buenas esposas, buenas madres y miembros útiles de la sociedad. Y este es el objeto de las Hijas de la Divina Pastora: «buscar y encaminar»  al niño y al joven hacia Dios. Puso su obra bajo la protección de María, Divina Pastora, modelo maternal.

Faustino aprendió a ver el mundo con los ojos de Dios: los pobres, los más desfavorecidos, los más necesitados, son sus preferidos. Solo Dios llena su corazón. Quiso pasar por el mundo haciendo el bien siguiendo el ejemplo de Cristo: «Dejemos obrar a Dios que para mejor será». Falleció en Getafe a la edad de 94 años, el 8 de marzo de 1925. Lo declaró beato el papa Juan Pablo II un 25 de octubre de 1998. Fue canonizado el 15 de octubre de 2017 por el Papa Francisco.