«La Cuaresma es un tiempo especial de gracia»

Este 14 de febrero, Miércoles de Ceniza, comenzó la Cuaresma. En las parroquias, se impuso la ceniza a los fieles como signo del inicio de un camino de conversión.

[Puedes ver un resumen en vídeo de la celebración en este enlace]

En la catedral de Ciudad Real, el obispo, don Gerardo Melgar, presidió la misa con la imposición de la ceniza. Animó a toda la comunidad a dar pleno significado al signo de la ceniza, que ha de ser «un verdadero signo de conversión, de esperanza y de superación de nuestra vida de pecado».

«La Cuaresma es el camino que nos conduce a la Pascua y, la ceniza sobre nuestras cabezas, es el signo del inicio de ese camino», que nos indica la apertura a la conversión, al sacrificio, a la penitencia y la vuelta al camino de Dios, el regreso al corazón de Dios».

A todos los cristianos se nos pide que en el camino hacia la Pascua pongamos de nuestra parte, haciéndonos conscientes de nuestro pecado: «Nos pide que, como creyentes, reconozcamos que tantas veces nos hemos equivocado de camino, que hemos buscado equivocadamente nuestra felicidad fuera de Dios y prescindiendo de Él, y que de esa experiencia renazca en nosotros el deseo de volver nuevamente al camino de Dios, al camino que nos lleva a la salvación auténtica y definitiva, a la casa del Padre».

«La Cuaresma es el camino que nos conduce a la Pascua y, la ceniza sobre nuestras cabezas, es el signo del inicio de ese camino»

Para esto, además de reconocer nuestro pecado, tenemos que proponernos el cambio, dejando atrás «todo cuanto nos separa de Dios y de los hermanos, rectificando aquellas actitudes que no se corresponden con lo que Dios nos pide y espera de nosotros».

Pero, añadió don Gerardo, en este camino cuaresmal nadie está solo, la Cuaresma es un «tiempo especial de gracia» en el que Dios nos ofrece los medios necesarios para regresar a su camino, con «una llamada a la conversión del corazón, para que volvamos a él, saliendo de nosotros mismos y de nuestros egoísmos», y entregándonos a obrar según su voluntad.

Con el signo de la ceniza sobre la cabeza, «manifestamos ante la comunidad cristiana que estamos dispuestos a emprender ese camino de vuelta, ese camino de abandono de nuestras equivocaciones y pecados». En sí mismo, el signo no tiene significado si no se lo damos nosotros, puesto que «todo signo es una realidad que nos lleva a otra mucho más importante». Por esto, la recepción de la ceniza adquiere pleno significado si comenzamos la conversión.

«Manifestamos ante la comunidad cristiana que estamos dispuestos a emprender ese camino de vuelta, ese camino de abandono de nuestras equivocaciones y pecados»

En este sentido, el obispo invitó a todos a hacer «un programa de vida , con una hoja de ruta por la que caminar para llegar a la meta a la que aspiramos, que es la Pascua del Señor».

En esta «hoja de ruta» cuaresmal, asistidos por la gracia, don Gerardo invitó a vivir dos actitudes: «Salir de la autosuficiencia y descubrir que somos auténticos indigentes y necesitados de Dios y de los demás».

«Tratemos de convertirnos de todos los apegos de nuestro corazón quitando todo eso que sabemos que Dios no quiere de nosotros[…]. Comencemos este tiempo, este camino de Dios y que Dios nos propone de abrirnos a la justicia, que no es sino abrirnos y vivir desde la fe en Jesucristo. […] Si recibimos con este espíritu la ceniza en el día de hoy, estaremos en el verdadero camino que nos lleva a Dios, el auténtico camino de conversión y la auténtica hoja de ruta hacia la Pascua y a la resurrección de Cristo y con Cristo. A una vida realmente nueva, de acuerdo con su voluntad», concluyó.